ANSA/Cuba: Tras los sismos, más problemas eléctricos en Cuba
Se sumas a la devastación de los huracanes
El gobierno cubano está ocupado contando los daños causados ;;por los dos terremotos -magnitud 6 y 6,7- que sacudieron la isla ayer por la tarde y desataron más problemas en el suministro de la electricidad, un servicio ya devastado por el paso del huracán Rafael la semana pasada. Después de reunirse de urgencia con el consejo de defensa nacional, por el momento no se han reportado víctimas. El terremoto de 6,7 grados en la escala Richter fue uno de los más potentes registrados en la historia de la isla, después del de magnitud 7,1 en 2020 y el de 6,9 ;;en 1932, todos en la provincia de Granma. La mayor parte de la actividad sísmica en Cuba tiene lugar en la región de Santiago. Una falla geológica recorre la costa sureste de la isla, marcando el límite entre la placa norteamericana y la placa caribeña, según el servicio sísmico de Cuba. La capital cubana, La Habana, no se vio afectada por el sismo. Cuba registró en 2023 un total de 7.475 sismos, de los cuales 14 fueron perceptibles, de acuerdo con el resumen anual del Cenais. Las magnitudes oscilaron de entre menos de 3 hasta 5,9 en la escala de Richter. La falla geológica Oriente, la principal zona de actividad sísmica en Cuba, marcó el mayor número de sismos en el país caribeño en el pasado año. Cerca del 70% de los movimientos telúricos se reportan en esta falla Oriente, ubicada a lo largo de la costa sureste de la isla. En 2018 se produjeron 15 movimientos perceptibles solo en esa zona. "Se han producido deslizamientos de tierra, afectaciones en viviendas y tendido eléctrico", dijo el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en la red social X. "Comenzamos a evaluar daños para empezar la recuperación. Lo primero, y esencial, salvar las vidas", apuntó. Muchas de las casas y edificios de la región impactada por el movimiento telúrico son antiguos y vulnerables a los terremotos. Los medios de comunicación estatales publicaron imágenes de tejados de terracota y fachadas de casas de bloques de hormigón que se habían derrumbado con la sacudida. Muchas imágenes mostraban daños estructurales en techos, paredes y columnas, así como en infraestructuras públicas. Gran parte del extremo oriental de Cuba está tratando de recuperarse del impacto directo del huracán Oscar ocurrido en octubre. La semana pasada, la red nacional cubana de electricidad colapsó tras el paso del huracán Rafael por el extremo occidental de la isla, dejando a 10 millones de personas sin energía. Los apagones de varias horas han sido la norma durante meses en la mayor parte del este de Cuba, ralentizando los informes de daños y complicando las comunicaciones. Las consecuencias de estos cortes de varias jornadas son imposibles de listar: de la paralización del tejido productivo a la pérdida de los alimentos refrigerados en tiendas y hogares, de las colas en los servicentros (gasolineras) a la suspensión del abasto de agua, pasando por la paralización de las escuelas y las afectaciones en hospitales, el transporte y el preciado sector turístico. Sin embargo, el drama que viven los cubanos no es nuevo. El país se encuentra sumido desde hace cuatro años en una grave crisis. A los prolongados apagones diarios se suma la escasez de básicos (alimentos, medicinas, combustible), una inflación que ha triplicado los precios, una creciente dolarización y una oleada migratoria sin precedentes.
Y. Rousseau--BTZ