El espectáculo de Trump paraliza Nueva York
Turistas cargados de maletas se toparon el domingo con partidarios de Donald Trump deseosos de ver a su ídolo en el Madison Square Garden en Nueva York, en medio de un atasco humano y calles cortadas que hicieron del desplazamiento un caos.
El Empire State Building y el guitarrista Naked Cowboy (el vaquero desnudo), ambos elementos básicos del paisaje urbano de Manhattan, sirvieron de telón de fondo a un mitin de Trump celebrado a poco más de una semana de las elecciones del 5 de noviembre.
Aquellos que se habían inscrito para el mitin en "el estadio más famoso del mundo" empezaron a llegar a primera hora de la mañana para asegurarse un lugar en el interior después de superar exhaustivos controles, mientras Trump pedía en un mensaje telefónico una contribución de "10 dólares" para "hacer Estados Unidos Grande de Nuevo" (MAGA, por sus siglas en inglés).
Eric Milland, de 65 años, del suburbio de Yonkers (norte de Nueva York), dijo que el candidato republicano y expresidente merecía una cálida bienvenida a pesar de que la ciudad es profundamente demócrata.
"Es genial verle en Nueva York", dijo este jubilado con bastón y que había cambiado la fecha de su gorra de Trump de 2020 a 2024 con bolígrafo naranja.
"Tenemos un gran problema, es una crisis. La inmigración es una crisis, nuestras salas de urgencias están llenas", añadió, haciéndose eco del mensaje de campaña de Trump, cada vez más incendiario contra la inmigración que "ha ocupado Estados Unidos".
Nueva York es el lugar donde Trump se dio a conocer como promotor inmobiliario y playboy, blasonando rascacielos con su nombre y grabándose a fuego en la cultura popular a través de apariciones en los medios y acrobacias mucho antes de incursionar en política.
Sobre las posibilidades de que Trump gane en el estado de Nueva York en las elecciones presidenciales, Milland dijo que "sería un milagro, pero milagros ha habido".
Una encuesta publicada por The New York Times le da a Trump un 27% de votos en el estado de Nueva York frente al 66% de su rival, la demócrata Kamala Harris.
- Gritos e insultos -
Las abarrotadas calles cercanas al estadio no estuvieron exentas de tensión el domingo. Muchos interesados tuvieron que seguir el mitin desde las pantallas colocadas en el exterior del estadio.
Una mujer vestida con un chubasquero verde gritaba a los partidarios de Trump mientras un equipo de filmación captaba la escena.
Cerca de allí, un agente de policía uniformado regateaba con un vendedor de camisetas de Trump con el mensaje "Trump es mi salvador" antes de decidir no comprarla.
Un manifestante anti-Trump levantó una pancarta en la que se leía "bienvenido a tu mitin nazi", recordando la congregación de partidarios de Adolf Hitler que se celebró en 1939 en dicho estado.
Sin inmutarse, un partidario de Trump con un estilizado jersey con capucha de la bandera estadounidense en blanco y negro posó sonriente para una foto con el brazo alrededor de una compañera frente a la pancarta.
"Espero que te maten los terroristas", gritó un hombre al vendedor de gorras y camisetas rojas de Trump que conmemoraban que el expresidente hubiera escapado por los pelos a la bala de un francotirador el pasado julio en Pensilvania.
Policías, agentes del Servicio Secreto y agentes de paisano pululaban por la zona, un hervidero de actividad que alberga una terminal de ferrocarril, metro y autobuses y decenas de inmigrantes con niños albergados en los hoteles vecinos a cargo de la ciudad, así como el estadio "MSG", con capacidad para 20.000 espectadores.
"Esperamos que la gente sea feliz el 6 de noviembre", al día siguiente de la elección, dijo el profesor universitario jubilado Salvador, de 70 años, de Barcelona, mientras él y su esposa se movían entre los partidarios de Trump.
"Queríamos venir a ver, para mí es interesante. Algunas personas asumen que estamos en contra de Estados Unidos, pero eso es sólo la política de izquierdas en Europa", dijo antes de dirigirse al aeropuerto para regresar a casa.
Algunos turistas se adentraron en el tumulto, consultando aplicaciones de mapas para escapar mientras sus hijos observaban la escena.
Laura, una simpatizante demócrata de 55 años que trabaja en el sector de la cultura, había traído a su hijo, de 15 años, fan de Trump, al mitin "y así podemos hablar de ello y discutirlo más tarde".
"No creo que toda la gente de Trump sea mala", dijo. "En realidad la gente es mucho más normal de lo que pensaba", dijo a la AFP.
M. Tschebyachkinchoy--BTZ