Una aldea cristiana libanesa, entre la ira y la desolación tras un bombardeo israelí
Elie Alwan albergó a una familia chiita desplazada del sur de Líbano en esta apacible aldea de mayoría cristiana, creyendo que estarían a salvo. Pero un bombardeo israelí los mató, destruyó su casa e hirió a su madre.
El ataque del 14 de octubre en la aldea de Aitou, en el norte de Líbano, mató a 23 personas, incluyendo 12 mujeres y dos niños, muchos de ellos desplazados del sur de Líbano, según la Agencia Nacional de Noticias.
"Lo que ocurrió en mi casa es una masacre", lamentó Alwan, de 42 años.
El ataque eliminó a una familia entera y fue la primera vez que el poblado montañoso fue golpeado por Israel, cuyos objetivos han sido los bastiones de Hezbolá en zonas de mayoría chiita.
El edificio de cuatro pisos donde vivía Alwan resultó destruido y la familia desplazada, a la que conocía desde hace 15 años, fue eliminada.
"Eran una familia decente", aseguró Alwan, padre de cuatro hijos, con manchas de sangre aún visibles en el piso.
"Los recibí como amigos", añade.
Michel Moawad, un legislador opuesto a Hezbolá y originario de la zona, explicó que el ataque fue contra un miembro del grupo proiraní.
Un funcionario de seguridad dijo a AFP en condición de anonimato que el ataque ocurrió después de que un hombre llegó en auto al edificio para visitar a la familia desplazada.
"Yo culpo al hombre que llegó. ¿Por qué nos metió en este enredo?", reclamó Alwan, quien ahora alquila una casa en la localidad costera de Chekka, a varios kilómetros de distancia.
No estaba en casa durante el ataque, pero su madre resultó herida en la pierna.
- Aprender la lección -
Las excavadoras despejaban el camino montañoso un día después del ataque, con el olor de cadáveres impregnado en el aire y restos humanos tendidos en una zanja.
Una estatua de San Charbel Makhlouf, un cristiano maronita, quedó intacta entre la destrucción.
El ataque causó alarma en el norte de Líbano y motivó un llamado a una investigación independiente de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.
"Realmente nos preocupan (...) las leyes de la guerra y los principios de distinción, proporción y proporcionalidad", declaró el portavoz de la oficina, Jeremy Laurence, el lunes a periodistas.
Los enfrentamientos transfronterizos del último año entre Israel y Hezbolá escalaron el 23 de septiembre cuando Israel aumentó los bombardeos contra los bastiones de Hezbolá en el este, sur y suburbios del sur de Beirut.
Muchas personas huyeron a las montañas libanesas, incluidas las aldeas cristianas que ahora temen el costo de albergar a las comunidades desplazadas.
"Somos cristianos, nuestra religión nos enseña la tolerancia. Pero ahora hemos aprendido la lección. Ya no recibiremos a nadie" en la casa familiar, aseguró Sarkis, el hermano de Alwan quien vive al lado.
Sarkis no mencionó a Hezbolá pero dejó entrever su molestia con el poderoso grupo proiraní por arrastrar a Líbano a una guerra con Israel.
"No somos rival para Estados Unidos", el principal aliado de Israel, comentó.
A su lado, Adele Khoury criticó severamente al grupo islamista.
"Hezbolá nos metió a una guerra de la cual no podemos escapar", lamentó.
De pie junto a la plaza de la iglesia, la anciana dice temer que una serie de asesinatos de líderes de Hezbolá a manos de Israel afectará a todas las comunidades.
"Todos los días tenemos miedo que Israel venga y nos ataque, porque donde haya un comandante (de Hezbolá), atacan", afirmó.
Pero se mostró más compasiva al hablar sobre los desplazados.
"Los pobres huyeron a zonas seguras, pero ahora ningún lugar es seguro", expresó.
F. Dumont--BTZ