Noche mortífera en una Beirut sacudida por bombardeos israelíes
Todo comenzó con enormes explosiones casi simultáneas el jueves. Después, sirenas de ambulancias retumbaron por toda la ciudad mientras el corazón de Beirut sufría los ataques israelíes más mortíferos en casi tres semanas de conmoción, marcadas al ritmo de bombardeos sobre un barrio del sur.
En el popular y sobrepoblado vecindario de Basta, los tres o cuatro pisos de dos viejos edificios se fueron abajo como un castillo de naipes, blancos de la guerra ahora abierta entre Israel y el movimiento proiraní Hezbolá.
En otro de los ataques, el objetivo era un edificio nuevo de ocho pisos ubicado en el barrio de Al Noueiri.
Hassan Jaber sacaba las bolsas de basura de su apartamento cuando fue impactado. "Apenas abrí la puerta del ascensor y quedé herido en una pierna y en un brazo", aseguró a la AFP todavía aturdido por la explosión. "Caí y vi que todo el mundo huía".
Ayman, otro residente que vive en frente y que se rehusó a dar su apellido, dijo haber "escuchado tres explosiones".
"Los vidrios de la cocina explotaron. Estamos al otro lado de la calle y mi hijo se puso a llorar", prosiguió.
Los bomberos trabajaban en apagar el incendio que consumía un inmueble residencial e intentaban evacuar a los residentes por medio de una gran escalera.
Equipados con enormes linternas en medio de los escombros y de vehículos aplastados, los socorristas con chalecos amarillos o rojos trabajaban con palas para retirar el barro que desbordó de las tuberías reventadas.
- "La tierra temblaba" -
"Atención, hay un hueco allí", se oyó alertar a un miembro de la Defensa Civil.
Con maquinaria pesada de construcción buscaban despejar el terreno mientras cerca de allí había heridos tirados al borde de la carretera y vecinos huían a toda prisa con apenas una bolsa de pertenencias bajo el brazo.
Alrededor de los edificios con marcas de las explosiones -apartamentos sin paredes y balcones a punto de caerse-, efectivos de Hezbolá y soldados libaneses mantenían un cordón de seguridad hermético en este barrio mixto donde viven musulmanes chiítas y sunitas.
"Por lo general no tengo miedo, pero fue como si temblara la tierra", dijo un hombre a menos de un kilómetro del lugar del ataque.
A cinco minutos de ahí, en el barrio cristiano de Achrafiyeh, familias aún conmocionadas por las enormes explosiones aseguraron que se sintieron como si hubiesen ocurrido allí mismo.
El jueves en la noche, una fuerza de seguridad libanesa aseguró que el blanco era un alto responsable de Hezbolá, sin lograr identificarlo.
Por el momento el saldo es de 22 muertos y de 117 heridos, según el ministerio de salud de Líbano.
Desde hace un año, Israel y Hezbolá intercambian disparos en la frontera con saldo de más de 2.000 muertos.
Y desde el 23 de septiembre, cuando se intensificaron los bombardeos en el este de Líbano y en el sur de Beirut, han muerto unas 1.200 personas y cerca de un millón ha tenido que evacuar, según un recuento de la AFP a partir de cifras oficiales.
El 27 de septiembre bombardeos israelíes mataron al jefe de Hezbolá Hasán Nasralá, en un barrio del sur.
El del jueves, es el tercer ataque de la aviación israelí en la capital libanesa desde el 23 de septiembre.
Otro ataque a inicios de octubre impactó a los servicios de urgencia de Hezbolá, matando a siete socorristas. El 30 de septiembre, tres miembros del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) murieron en otra acción israelí.
N. Nilsson--BTZ