Los vigilantes del mar velan por los migrantes entre Francia e Inglaterra
"¿Cuál es su posición? ¿Cuántos niños viajan a bordo? ¿Aló? ¿Aló? ¿Señor?". En un centro de salvamento del norte de Francia, un operador atiende la llamada de un migrante en apuros que, como miles en 2021, busca alcanzar las costas de Inglaterra.
La conversación en inglés se entrecorta. En el barco, hay niños enfermos y el hombre pide ayuda. "¿Dónde están? Envíeme una foto. ¿Están de acuerdo para regresar a Francia?", pregunta el operador desde el centro de rescate francés de Gris-Nez.
Situado al pie de un faro, frente al mar abierto del estrecho de Calais, este centro regional de operaciones de vigilancia y rescate, Cross, moviliza finalmente a los rescatistas de Berck-sur-Mer (norte) para socorrer a la embarcación.
La noche llega a su fin. Los dos operadores tienen los ojos fijos en una serie de pantallas para vigilar de cerca el estrecho. Como medida de prevención, se movilizaron un remolcador y dos patrulleras.
En la pantalla, aparece cada embarcación con su hora de detección, ubicación, descripción y número de pasajeros entre otros datos, y también si cuentan con chalecos salvavidas.
La información procede de las llamadas de los migrantes, de otros barcos, de asociaciones...
Amanece. La niebla oculta los acantilados de la británica Dover, al otro lado del estrecho. Las llamadas telefónicas aumentan, en ocasiones procedentes de la misma embarcación. Hay que contrastar la información.
- "Acompáñennos" -
"¿Cuál es el problema? ¿El motor funciona? ¿Necesitan asistencia?", las preguntas se suceden.
Cuando se identifica una embarcación en ruta, "nos aseguramos de que las personas no arriesgan sus vidas", explica Marc Bonnafous, director del Cross. Cada alerta se analiza en profundidad para "priorizar" las "operaciones de rescate".
Esta es una labor "delicada", ya que las embarcaciones clandestinas, frágiles y sobrecargadas, son "difíciles de localizar", destaca Véronique Magnin, portavoz de la prefectura marítima de la región.
Los migrantes "saben cómo funciona el rescate marítimo", explica. En ocasiones, "nos llaman para decirnos que están en dificultades, pero que sólo quieren ser escoltados a aguas británicas". Algunos lo hacen desde el principio, con la esperanza de asegurar su travesía de diez horas.
Como este migrante que aparece en la mensajería WhatsApp del Cross: "Por favor, estamos en el mar. Necesitamos su ayuda. Acompáñennos".
Si los migrantes no piden ayuda, "no les obligamos". "Nos acercamos, miramos si tienen chalecos salvavidas, una ruta coherente y si la embarcación flota bien" y los "vigilamos" hasta el relevo británico, indica Magnin.
- "No somos la policía" -
En tierra, "las fuerzas de seguridad interior luchan contra la inmigración clandestina. En el mar, sólo hacemos rescates", apunta Marc Bonnafous. "Somos el SAMU del mar, no la policía", "tenemos ya suficientes naufragios como para crear riesgos adicionales".
Desde las primeras travesías en 2016, el director destaca la "industrialización" del fenómeno, con barcos de "más de 12 de metros [de eslora] con entre 30 y 50 personas a bordo". Casi 29.000 migrantes lograron llegar así a las costas inglesas en 2021, según Londres.
Desde hace cuatro años, "se socorrieron más de 50.000 migrantes" en el estrecho, precisa Bonnafous. Pero esta peligrosa travesía también se llevó la vida de 38 migrantes en 2021, 27 de ellos en un mismo naufragio.
Los rescatistas no olvidan la tragedia ocurrida un 24 de noviembre. El director del Cross recuerda la llamada del prefecto marítimo: "Ya está. Ha pasado lo que temíamos".
Ese día, "hubo más de 40 operaciones de rescate del lado francés. Se grabaron todas las llamadas y se comunicaron a la justicia", que abrió una investigación sobre las circunstancias de la tragedia, explica.
"No hemos podido determinar si las personas que naufragaron nos habían llamado, ya que no tenemos sus números. Pero ese día, todas las llamadas recibidas se trataron", asegura.
A. Lefebvre--BTZ