Movimientos islamistas violentos se alegran de la "guerra entre cruzados" en Ucrania
Los principales movimientos islamistas violentos, salvo los talibanes, se felicitan de la ofensiva rusa en Ucrania y de las bajas que provoca, al tiempo que llaman a sus seguidores a apartarse de una "guerra entre cruzados".
Cuando la atención mediática mundial se centra en Ucrania, como hace dos años en la epidemia de covid-19, los grupos yihadistas desarrollan una narrativa contra los dos protagonistas del conflicto, vistos como hostiles al islam.
En un editorial publicado a principios de marzo en su revista Al Naba, el grupo Estado Islámico (EI) evoca "un castigo" impuesto a los "infieles cristianos", culpables de "exportar" sus luchas a los países musulmanes.
Al Qaida, cuya comunicación es más lenta, aún no reaccionó. Pero Abu Mohamad Al Maqdisi, un apreciado teólogo del grupo, tuiteó su alegría de que la guerra continúe. "Como ustedes se alegran de destruir los países musulmanes", dijo refiriéndose a los occidentales.
"Hagan que los opresores se aniquilen entre ellos (...) en beneficio del Islam", urgió por su parte en las redes sociales Abu al Fatah al Farghali, un religioso vinculado a la exrama de Al Qaida en Siria, Hayat Tahrir al Sham.
En este contexto de satisfacción generalizada, solo los talibanes desafinan. Un día después de la invasión rusa, expresaron en un comunicado su "preocupación" por las "posibilidades reales de víctimas civiles".
De acuerdo con su "política de neutralidad en asuntos exteriores", los exrebeldes, que dejaron decenas de miles de muertos en Afganistán en 20 años de insurrección, llamaron a Kiev y Moscú a la "moderación" y al "diálogo".
- "Discurso maleable" -
Los talibanes, al frente de Afganistán de nuevo, quieren convertirse en un "interlocutor internacional", apunta Laurence Bindner, de JOS Project, una plataforma de análisis de la propaganda extremista en línea.
"Siempre tienen posiciones muy políticas, más mesuradas, al querer precisamente (...) que no los consideren como un vulgar grupo insurreccional", agrega.
Los otros movimientos yihadistas tienen un "discurso lo suficientemente maleable para adoptarlo a las grandes noticias", apunta la analista.
Bindner cita por ejemplo el "castigo divino" evocado por el EI durante la pandemia de covid-19 o el "rechazo de ambas partes", que usó en la última crisis israelo-palestina, ya que "los palestinos libran un combate nacionalista" y no religioso.
Ningún grupo yihadista escoge bando entre Rusia y Ucrania. Ambos son "Estados infieles" en su mundo regido por una estricta distinción "entre musulmanes y no musulmanes", apunta Aymenn Al-Tamimi, de la universidad George Washington.
- Morir por los "infieles" -
Todos rechazan además movilizar a sus combatientes para evitar que "musulmanes mueran por infieles, algo inaceptable" en su lógica, agrega este investigador.
A los refuerzos chechenos, generalmente musulmanes y que luchan del lado de Rusia, se les considera "apóstatas".
El movimiento Hayat Tahrir al Sham, diezmado por los bombardeos de Moscú en Siria, celebraron las "bajas rusas", aunque "no apoyan a Ucrania como Estado", apunta Al-Tamimi.
El ejército ucraniano apoyó de hecho en Irak a las fuerzas estadounidenses entre 2003 y 2008. Ucrania también formó parte de la coalición internacional liderada por Washington contra el EI.
La guerra en Ucrania permite además al Estado Islámico desviar la atención internacional y "continuar realizando sus operaciones, incluso aumentarlas", según Damien Ferré, fundador de la agencia Jihad Analytics que analiza la yihad y el ciberespacio.
El 4 de marzo, un día después de la publicación de su editorial sobre la guerra en Ucrania, el EI reivindicó un atentado suicida en Pakistán, que mató a 64 musulmanes en una mezquita chiita, objetivo recurrente del grupo sunita.
A. Madsen--BTZ