Con la guerra en Ucrania, la OTAN entrena en Noruega para socorrer aliados
Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. Pero mientras la guerra devasta Ucrania, la OTAN y sus aliados dan lustre a sus armas para probar en Noruega su capacidad para acudir en ayuda de uno de los suyos.
Con unos 30.000 soldados, 200 aviones y unos cincuenta navíos de 27 países, Cold Response 2022 es el mayor ejercicio de la OTAN este año y servirá para que los soldados se curtan en combates por tierra, mar y aire a temperaturas glaciales, incluso en latitudes árticas.
Las maniobras empiezan el 14 de marzo y estaban previstas desde hace tiempo, pero la invasión rusa de Ucrania les da una importancia particular.
"El ejercicio es extremadamente importante para la seguridad de Noruega y sus aliados: nos entrenamos en refuerzo de Noruega para sus aliados", explica el ministro noruego de Defensa, Odd Roger Enoksen, a AFP.
"Tiene lugar no a causa del ataque lanzado por las autoridades rusas sobre Ucrania, pero visto el telón de fondo, reviste más significación", apunta.
Guardián de las fronteras septentrionales de la OTAN en Europa, el país nórdico va a probar su capacidad de recibir el refuerzo de aliados conforme al artículo 5 de la Carta Atlántica que obliga a todos sus miembros a acudir en socorro de uno de los suyos en caso de ataque.
Oficialmente no alineados pero socios cercanos a la OTAN, Suecia y Finlandia participan también en el operativo Cold Response que durará hasta el 1 de abril.
- Evitar malentendidos -
"Encuentro totalmente natural, puede que ahora más que nunca, entrenarse juntos para mostrar nuestra capacidad y nuestra voluntad de defender nuestros valores y nuestro modo de vida", señala el jefe del comando noruego de las operaciones, el general Yngve Odlo, que dirige el ejercicio.
En el lado ruso de los 196 kilómetros de frontera ruso-noruega en el Ártico se encuentra la península de Kola, que alberga la potente Flota del Norte, una enorme concentración de armas nucleares e incontables instalaciones militares.
"No hay actualmente una amenaza militar explícita contra la OTAN o el territorio noruego", asegura Enoksen. "Sin embargo, la situación en Europa no ha sido tan imprevisible desde hace mucho tiempo".
Para evitar malentendidos, el ejercicio Cold Response, con carácter "puramente defensivo" asegura, ha sido debidamente notificado y se mantendrá a una distancia respetuosa de Rusia.
El general Odlo se entrevistó con el vicealmirante Aleksandr Moiseyev, comandante de la Flota del Norte, pero Rusia declinó enviar observadores.
"El refuerzo de las capacidades militares de la OTAN cerca de las fronteras de Rusia no contribuye a reforzar la seguridad de la región", estimó la embajada de Rusia en Oslo.
En circunstancias paralelas en el pasado, Moscú mostró su descontento interfiriendo en las señales GPS o anunciando pruebas de misiles, prohibiendo así el acceso a espacios marítimos y aéreos internacionales.
- "Medios ásperos" -
La invasión de Ucrania sorprendió a muchos expertos y algunos ahora se preguntan si, en su nostalgia por el pasado soviético, el presidente ruso Vladimir Putin podría ir a por otros antiguos territorios de la URSS como los países bálticos.
Cold Response "nos permite perfeccionar nuestro entrenamiento, mostrar nuestra unidad, nuestra voluntad de trabajar juntos en los medios ásperos que pueden ser los medios que conocemos más al este", explica el general francés Yvan Gouriou, del Cuerpo de Respuesta Rápida - Francia.
"El ejercicio tiene toda su pertinencia en el marco actual", insiste el militar, cuyo país dirige este año la fuerza de reacción rápida de la OTAN.
Inicialmente, el número de soldados movilizados para el ejercicio Cold Response estaba previsto en 40.000, pero el covid y las urgencias geopolíticas, con importantes destacamentos enviados al flanco este de la OTAN, han reducido su dimensión.
El portaaviones estadounidense Harry Truman y su escolta, por ejemplo, se quedaron en el mar Egeo, desde donde contribuirán a la vigilancia del cielo pero sin estar muy lejos de Ucrania.
F. Dumont--BTZ