La UE se abre a los exiliados ucranianos, en contraste con las agrias divisiones de 2015
La enorme afluencia de exiliados ucranianos a la Unión Europea (UE) provocó una solidaridad unánime y rápida de los países del bloque, que contrasta con sus divisiones sobre la recepción de refugiados en 2015 y las divergencias persistentes en torno a la cuestión migratoria.
Polonia ya recibió aproximadamente 1,2 millón de ucranianos que huyen de la guerra en su país, prácticamente la mitad del total de desplazados, de acuerdo con cálculos de las Naciones Unidas este martes.
En su frontera con Bielorrusia, Polonia sigue construyendo un muro para impedir el paso de inmigrantes y solicitantes de asilo, mayoritariamente provenientes del Medio Oriente.
Hungría, que también tiene fronteras con Ucrania, ya había rechazado las cuotas de distribución de refugiados adoptadas en 2015, un año en que el bloque recibió alrededor de un millón de solicitantes de asilo, en su mayoría de Siria, Irak y Afganistán.
En esta oportunidad, sin embargo, los países europeos decidieron -por unanimidad y en un tiempo récord- conceder a ucranianos un régimen de protección temporal, utilizando un mecanismo que había sido definido en 2001 pero nunca utilizado.
En 2015, en medio de una importante oleada de refugiados, se conocieron expresiones de solidaridad en medidas concretas, como en el caso de Alemania, pero la cuestión del reparto de responsabilidades generó profundas y amargas divisiones en el bloque.
La actual unanimidad se explica por la proximidad geográfica de Ucrania, un país vecino a la UE, y por el hecho de que la guerra está ligada a "cuestiones de seguridad que van más allá del marco de Ucrania y conciernen a todo el continente europeo", dijo Marie De Somer, especialista en migración del centro de reflexión European Policy Centre.
- Prejuicios -
"Cualquier expresión de desunión o pánico por parte de la UE sería explotada por [el presidente ruso] Vladimir Putin", dijo a su vez Catherine Woollard, directora del Consejo Europeo para Refugiados y Exiliados (ECRE), una red europea de oenegés.
El ECRE había hecho en 2015 una fuerte -y al final infructuosa- campaña para que se implemente el mecanismo de protección temporal ahora utilizado en favor de los ucranianos.
Sin embargo, añadió, "también hay factores étnicos y religiosos. Sería ingenuo no ver que parte de la diferencia se debe a estas consideraciones, y que lamentablemente ciertos Estados de Europa a veces muestran racismo y prejuicios contra los refugiados y solicitantes de asilo".
"Nos gustaría ver respuestas similares en otras situaciones, para que cualquier persona que necesite protección pueda recibirla", añadió.
La Comisión Europea, al igual que la presidencia francesa del Consejo de la UE, espera que la crisis actual ayude a avanzar en la reforma europea del asilo y la migración, que se enfrenta a la espinosa cuestión de la distribución de los solicitantes de asilo.
"Debemos estar preparados para las próximas crisis", dijo el ministro francés de Interior, Gérald Darmanin.
En tanto, el experto Yves Pascouau, investigador asociado del Instituto Jacques Delors, apuntó que la postura actual podrá afectar un acuerdo más general.
Así, señaló, podría ocurrir "que a medio plazo los estados europeos digan: 'hemos hecho un esfuerzo considerable de cara a los refugiados ucranianos, y ya no podemos acoger a nadie'".
"Todo estará determinado por la escala del fenómeno y la duración del conflicto", añadió.
En la actualidad, muchos refugiados ucranianos son acogidos por familiares en países que ya albergan comunidades ucranianas, como Polonia.
Pero "a largo plazo, podría ser necesario establecer mecanismos de distribución más formales, en particular si llega un gran número de personas sin vínculos familiares" a la UE, señaló Woollard.
S. Sokolow--BTZ