Ola de solidaridad en Polonia con los refugiados ucranianos
Emocionada hasta las lágrimas, Katarzyna Janinska, de 25 años, tiende una gruesa chaqueta infantil a un ucraniano que acaba de entrar a Polonia por el paso fronterizo de Medyka (sudeste).
"Algunos han llegado sin absolutamente nada o solo con una bolsa de mano. Al huir, no tuvieron tiempo de llevarse lo que fuera con ellos. Algunos están heridos. Llanamente, necesitan de todo", dice esta técnica veterinaria, originaria de Tychy, en el sur de Polonia.
"Es una tragedia inimaginable", lamenta.
A su alrededor hay decenas de grandes bolsas de plástico, colocadas en el mismo suelo, llenas de ropa que distribuye a quien la necesita.
Katarzyna es una de las miles de personas voluntarias polacas o ucranianas residentes en el país vecino que, sin dudar, se han lanzado a ayudar a los exiliados.
- 20 horas de espera -
El sábado, más de 150.000 habían cruzado las fronteras polacas desde la invasión de Rusia de su país. Y el número aumenta a cada hora.
En Medyka, el flujo de llegadas parece interminable, compuesto en su mayoría de mujeres y de sus hijos que llegan a Polonia, miembro de la Unión Europea y la OTAN, después de decenas de horas esperando en el lado ucraniano de la frontera.
Con temperaturas bajo cero por la noche, "la gente necesita sobre todo ropa de abrigo, gorros, guantes, pero también ropa para niños", explica la joven.
Originario de Chernígov, en el norte de Ucrania, Igor acaba de pedirle dos chaquetas para sus hijas, de cuatro y ocho años, bloqueadas en el otro lado de la frontera.
"Hace ya 20 horas que esperan, con mi mujer, para pasar al lado polaco", explica este albañil de 45 años que vive en Varsovia desde hace cuatro años.
"Es extraordinario lo que hacen los polacos. Nos calienta el corazón", afirma. "No esperábamos tal arrebato de solidaridad. Podemos tener comida, té, ropa, transporte, todo gratuitamente", explica.
Una vez franquean la frontera, los refugiados pasan a cargo de miembros de su familia o compatriotas que viven en Polonia (hay un millón de ucranianos viviendo en este país) o por voluntarios autóctonos.
A lo largo de la avenida que conduce al paso fronterizo hay jóvenes que distribuyen bebidas y comida gratuita, prendas de ropa, pañales o incluso cochecitos para bebés.
Un operador de telefonía montó una parada donde los ucranianos cargan sus teléfonos y pueden hacerse con una tarjeta SIM gratuita. Para obtenerla, solo necesitan enseñar su pasaporte.
Lo mismo ocurre con los billetes de tren a través del país y los transportes públicos en Varsovia y otras ciudades.
- "Todo el mundo quiere ayudar" -
En toda Polonia, la población se organiza en redes sociales, recoge dinero, medicamentos, ofrece alojamiento, comida, trabajo o transporte gratuito para los recién llegados.
"Wroclaw, 4 plazas", señala un cartel de cartón en manos de un hombre que ofrece transporte hacia esta ciudad en la otra punta del país, en el suroeste, a más de 500 kilómetros de Medyka.
"Esta mañana he tomado mi coche, he llenado el depósito y he venido hasta aquí", explica Michal Swieczkowski, un economista de 40 años. "No lo he reflexionado mucho, ha sido un gesto natural, solo para ayudar a la gente".
Decenas de conductores como él se acercan a los refugiados ofreciéndoles plazas para toda Polonia, pero también Berlín, Hamburgo, ciudades de Estonia, Suecia y otros países.
Más lejos, un autobús rojo de bomberos atiende a los refugiados para llevarlos a un centro de recepción instalado en la estación de la ciudad de Przemysl, donde pueden recibir lo que necesiten de inmediato.
"Si tienen familia en Polonia o saben adónde quieren ir, les ayudamos a marchar. A los otros los dirigimos a los centros desplegados por todo el país", explica Filip, un polaco de origen ucraniano de 18 años.
"La gente se ha movilizado de forma impresionante. Vemos que todo el mundo quiere ayudar a los refugiados", celebra.
O. Larsen--BTZ