El mundo árabe teme por su trigo tras la invasión rusa de Ucrania
Rusia y Ucrania están en guerra, y para muchos egipcios, libaneses, yemeníes y otros árabes esto podría significar menos pan en la mesa familiar, porque estos dos países son sus principales proveedores de trigo.
"Si la guerra perturba el suministro de trigo" del mundo árabe, fuertemente dependiente de las importaciones alimentarias, "la crisis podría desencadenar nuevas manifestaciones e inestabilidad en varios países", advierte el Middle East Institute.
Sudán, que ve cómo sus reservas disminuyen desde el cese de la ayuda internacional en represalia por el golpe militar de finales de 2021, parece que tomó la iniciativa.
Cuando estalló la guerra, el número dos sudanés estaba en Moscú para discutir sobre comercio con Rusia, primer exportador mundial de trigo.
Porque los generales en el poder en este país árabe del noreste de África no olvidaron que, en 2019, el dictador Omar Al Bashir fue derrocado bajo la presión de una revuelta popular nacida por la triplicación del precio del pan.
El pan es ya un lujo para millones de personas que pasan hambre en Yemen en guerra, lamenta Walid Salah, un funcionario de 35 años que sigue esperando su salario en Saná. "La mayoría de la gente apenas puede permitirse los alimentos básicos", explica a la AFP.
La guerra en Ucrania solo "empeorará las cosas. Pensábamos que habíamos tocado fondo, pero no, es aún peor", exclama David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), también en Yemen. "Recibimos la mitad de nuestros cereales de Rusia y Ucrania, esta guerra va a tener un impacto dramático", destaca.
- Reservas de trigo a corto plazo -
La guerra también está matando de hambre a 12,4 millones de sirios, según el PMA. El colmo en un país autosuficiente en trigo hasta 2011 pero que, después de años de conflicto -donde Rusia ayudó militarmente al régimen- tuvo que comprar en 2021 "1,5 millones de toneladas de trigo, principalmente a Moscú", según el sitio especializado The Syria Report.
Siria afirma que tratará de distribuir las existencias a lo largo de dos meses.
El Líbano tendrá menos tiempo después del colapso del sistema bancario, que sumió al 80% de la población en la pobreza, y una explosión en el puerto de Beirut que destrozó los silos de cereales en agosto de 2020.
Con cinco barcos procedentes de Ucrania que todavía tienen que descargar, "tenemos apenas para un mes y medio", afirma a la AFP Ahmed Hoteit, portavoz de los importadores de trigo libaneses.
Por lo general, "80% de las 600.000 a 650.000 toneladas de trigo importadas vienen de Ucrania" a través de barcos que llegan en siete días al Líbano, explica.
"La alternativa ahora es Estados Unidos", pero entonces el viaje durará 25 días, añade.
En el Magreb, donde el trigo es la base tanto del cuscús como del pan, Marruecos aumentó las subvenciones a la harina a 393 millones de dólares y suspendió los derechos de aduana del trigo.
Un lujo que Túnez ya no tiene. En diciembre, los barcos se negaron a descargar su cargamento de trigo por falta de pago, según la prensa del país, donde la deuda aumenta a medida que las reservas de divisas se funden.
Túnez, donde el 60% de las importaciones de trigo provienen de Ucrania y Rusia, tiene reservas hasta junio, asegura Abdelhalim Gasmi, del ministerio de Agricultura.
Argelia, segundo consumidor africano de trigo y quinto importador mundial de cereales, anuncia seis meses de reservas.
Muy por delante, Egipto es el primer importador de trigo del mundo. Y el segundo cliente de Rusia con 3,5 millones de toneladas compradas hasta mediados de enero, según S&P Global.
Y aunque en los últimos años Egipto comenzó a comprar en otros lugares, especialmente en Rumania, en 2021, 50% de sus importaciones de trigo todavía provienen de Rusia y 30% de Ucrania.
K. Petersen--BTZ