La crisis en Ucrania reaviva el debate de entrar en la OTAN en Suecia y Finlandia
El temor de una nueva invasión rusa en Ucrania reavivó el debate sobre la adhesión a la OTAN en Suecia y Finlandia, que sopesan su política de neutralidad ante la presión de Moscú para congelar la ampliación de la alianza militar.
El cielo de Helsinki ha sido esta semana escenario de maniobras de aviones de caza. Por su parte, Suecia ha reforzado desde mediados de enero su despliegue en la isla de Gotland en el mar Báltico para responder a las vivas tensiones con Moscú y ha movilizado incluso tanques blindados.
Estas demostraciones de fuerza se insertan en un clima de preocupación, con titulares periodísticos del estilo "cómo Suecia resistiría una invasión" o rumores de ataques rusos en mensajes de Tiktok que han inquietado a los niños de estos países.
Suecia y Finlandia, que ya abandonaron una larga política de neutralidad con su adhesión a la Unión Europea en 1995, reivindicaron firmemente en las últimas semanas su derecho a entrar en la OTAN si lo desean.
Las peticiones de Vladimir Putin de congelar la ampliación de la alianza militar son "inaceptables" para Estocolmo y Helsinki, incluso si los gobiernos de izquierda en el poder no tienen intenciones de adherirse.
"Al final, recae en Finlandia y a los 30 aliados de la OTAN decidir sobre la cuestión de la adhesión, y es exactamente lo mismo para Suecia", afirmó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en un encuentro el lunes con los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países.
Desde la divulgación de las exigencias rusas, "ha habido un esfuerzo deliberado para obtener declaraciones explícitas de que la política de puerta abierta de la OTAN se mantendrá", señala Charly Salonius-Pasternak, del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales.
Moscú advierte regularmente de consecuencias de una adhesión de estos dos países escandinavos, fronterizos en el caso de Finlandia. En diciembre, el ministro de Exteriores Serguéi Lavrov advirtió que tendría "consecuencias militares y políticas graves que precisarían de una respuesta adecuada del lado ruso".
La opinión pública está dividida en Suecia y mayoritariamente contraria a la adhesión en Finlandia, aunque los partidarios de la OTAN, tradicionalmente de derechas, han crecido en las últimas semanas.
Para Elina Valtonen, vicepresidenta del partido conservador de la Coalición Nacional, sería un "paso natural" para Finlandia.
- "Blasfemia" -
"Ya hemos establecido acuerdos de cooperación no solo con la OTAN, pero también con Reino Unido y Estados Unidos", señaló.
Queda lejos el tiempo en que Finlandia estaba limitada por un tratado firmado tras la Segunda Guerra Mundial con la URSS que imponía el escrutinio de Moscú en la mayoría de decisiones sobre seguridad.
Los analistas interrogados por AFP no ven una adhesión en el horizonte, pero consideran probable un mayor acercamiento a la alianza transatlántica.
"Pienso que vamos a ver todavía más cooperación. Una forma de cohabitación, hacemos las cosas juntos, pero no nos casamos", estima Elisabeth Braw, especialista de los países nórdicos en American Entreprise Institute.
Para Robert Dalsjö, de la Agencia de Investigación Sueca (TOI), entrar en la OTAN sigue siendo una especie de "blasfemia" para numerosos responsables políticos de su país, especialmente entre los socialdemócratas en el poder.
En el único país de Europa que no ha vivido una guerra desde hace dos siglos, numerosos suecos contemplan las alianzas como el camino hacia el conflicto.
Según él, una cambio de postura solo podría verse motivado por "un paso de Finlandia hacia la adhesión o por una amenaza tan creíble que haga cambiar el cálculo político".
Después de años de profunda desinversión militar, Suecia empezó a aumentar sus partidas de defensa a mitad de los años 2010, tras la anexión de Crimea por parte de Rusia.
En esa época, el jefe del Estado Mayor provocó un terremoto político afirmando que su ejército solo podría aguantar una semana a una invasión rusa.
"Estábamos vestidos para el buen tiempo cuando el barómetro indicaba tormenta", resume Dalsjö.
Con 1.300 kilómetros de frontera con Rusia, Finlandia, antigua provincia rusa entre 1809 y 1917, vive con el recuerdo de sus dos guerras contra los soviéticos (1939-40 y 1941-44).
Con 900.000 reservistas en una población de 5,5 millones de habitantes, el país está bien preparado, estima el antiguo ministro de Asuntos Exteriores, Erkki Tuomioja.
"Podemos movilizar 280.000 soldados entrenados, algo que ningún otro país en Europa sabe hacer", señala.
O. Larsen--BTZ