Indígenas y activistas brasileños piden a la UE que proteja la región del Cerrado
La normativa europea que veta la importación de productos resultantes de la deforestación entra en vigor a fines de este año, aunque pueblos autóctonos brasileños piden que la legislación proteja también a la región del Cerrado.
Los europeos "necesitan saber de dónde proviene su soja y el impacto que tiene en mi casa. Porque el Cerrado es mi casa", dice a AFP Eliane Xunakalo, mientras evita que el viento primaveral de Bruselas haga volar su delicado cocar de plumas blancas.
Presidenta de la Federación de Pueblos Indígenas de Mato Grosso, Xunakalo visitó Bruselas con otros activistas para pedir a los eurodiputados que mejoren la controvertida ley para incluir en ella la protección del Cerrado.
La ley, adoptada el año pasado, prohíbe las importaciones de productos como cacao, café, soja, aceite de palma, madera, carne de res o caucho si provienen de tierras deforestadas después de diciembre de 2020.
Pero la definición de bosque adoptada en la ley no incluye a esta inmensa sabana que cubre partes de Brasil, Paraguay y Bolivia, y de la que, sin embargo, proviene gran parte de las importaciones europeas de soja.
La Comisión Europea debe examinar este año una posible expansión a otros ecosistemas y productos, pero para Xunakalo y otros activistas se trata de una emergencia.
"La mitad del Cerrado ya ha desaparecido", y prados y arbustos han dado paso a monocultivos de soja, cereales o algodón, dijo Isabel Figueiredo, de la oenegé Instituto Sociedade, População e Natureza.
Región poco conocida fuera de Brasil, el Cerrado es la sabana más rica en biodiversidad en todo el planeta.
Además de una extraordinaria variedad de plantas y animales alberga manantiales que alimentan las cuencas hidrográficas de todo el país. Esto le valió el sobrenombre de "cuna de las aguas".
El cultivo de cereales en suelos arenosos y pobres en nutrientes es rentable si la producción se realiza a gran escala.
Los agricultores, financiados principalmente por multinacionales agroalimentarias como Cargill o Bunge, invierten masivamente en irrigación artificial, fertilizantes y pesticidas.
Para transformar la sabana en tierra cultivable utilizan técnicas como el arrastre de cadenas, que eliminan la vegetación nativa, o la quema de la superficie a ser cultivada.
"El riesgo es que este fantástico ecosistema, dotado de una inmensa biodiversidad, capaz de almacenar carbono, regular el clima y abastecer de agua a los cuatro rincones de Brasil, colapse, que llegue a un punto sin retorno', dijo Figueiredo a la AFP.
- Supervivencia -
"Incluir el Cerrado en la legislación [de la UE] es para nosotros una cuestión de supervivencia", señaló por su parte Samuel Caetano, de la oenegé Red Cerrado.
La legislación europea exige a las empresas importadoras que cumplan la legislación medioambiental de los países productores.
"El problema es que el Cerrado no está bien protegido por las leyes brasileñas, la mayoría de las cuales se concentran en la selva amazónica", dijo a la AFP Giulia Bondi, experta de la oenegé Global Witness.
En opinión de Bondi, el procedimiento de revisión ya iniciado por la UE a través de consultas con las partes interesadas es fundamental para ampliar explícitamente el texto e incluir en ella a sabanas como el Cerrado.
En general, la UE es responsable del 16% de la deforestación mundial a través de sus importaciones, y es el segundo destructor de bosques tropicales detrás de China, según la entidad WWF.
El comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, visitó Paraguay, Bolivia y Ecuador a mediados de marzo para calmar sus críticas y preocupaciones.
La UE destaca su apoyo financiero y técnico para ayudar a productores sudamericanos a establecer sistemas de trazabilidad, pero los países denuncian las costosas limitaciones para sus pequeños productores y el riesgo de ver sus exportaciones penalizadas injustamente.
"Las normas son bastante exigentes en cuanto a los flujos de datos necesarios, pero una mayor transparencia de las cadenas de suministro favorecerá a los pequeños agricultores", dijo Nicole Polsterer, de la ONG Fern.
La experta, no obstante, señaló la necesidad de apoyo de las grandes empresas en todo el proceso.
"Realmente esperamos que la aplicación [de la normativa europea] tenga efectos más amplios en Brasil, que genere presión política para una mayor supervisión" estatal sobre la deforestación, apuntó Xunakalo.
Otra laguna denunciada por oenegés en la ley europea se refiere a la exigencia a los importadores de "verificar el cumplimiento de la legislación del país de producción".
"¿Esto será respetado? Esta exigencia no está disociada de la deforestación, y es parte integral de la evaluación y las medidas de mitigación de riesgos impuestos a las empresas", señaló Giulia Bondi.
A. Lefebvre--BTZ