¿Intervenir o cruzarse de brazos? Científicos debaten cómo salvar las secuoyas de California
Las sequías cada vez más intensas que sufre California han alimentado la intensidad de los incendios forestales en los últimos años, un tiempo en el que el fuego ha puesto en jaque la supervivencia de los bosques de secuoyas después de que decenas de miles de ejemplares de este árbol se redujeran a cenizas.
Ahora, el Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos (NPS) quiere ayudar a la madre naturaleza sembrando plántulas cultivadas en laboratorio para impulsar el regreso de estos colosos.
"El objetivo es restablecer suficientes secuoyas en los primeros años después de los incendios para que en 60, 100 o 400 años tengamos árboles", dice Christy Brigham, jefe de administración de recursos y ciencia del Parque Nacional Cañón de los Reyes y Secuoyas, en California.
Las secuoyas llegan a medir unos 90 metros, con troncos de alrededor de 9 metros de diámetro. La más antigua se calcula que tiene 3.200 años.
Se extendieron ampliamente en otros tiempos, pero ahora sólo se encuentran en una pequeña área de California.
- Cambio climático y extinción del fuego -
"Cuando ves una secuoya, ves algo enorme, singular y antiguo; te das cuenta de que son ejemplares que han vivido mucho tiempo", dice Brigham a la AFP en el corazón de la Arboleda de la Montaña Redwood.
"Esto nos ayuda a pensar en extensas escalas temporales al reflexionar sobre nuestras acciones, como el cambio climático y la gestión forestal".
Fue esta combinación la que llevó a las secuoyas a su estado actual.
Décadas de políticas de extinción de incendios han dejado muchos bosques de secuoyas repletos de árboles y pequeños arbustos sin quemar.
Cuando el cambio climático causado por el ser humano agravó la dura sequía de la última década, este mar de verde se secó y se convirtió en un polvorín listo para arder.
Las secuoyas gigantes necesitan del fuego. Las llamas limpian y nutren el suelo, y lo preparan para recibir las semillas que brotan de las piñas por el calor.
Pero el NPS dice que los incendios de 2020 y 2021 pasaron de la raya, matando unos 14.000 árboles adultos, una quinta parte de los especímenes en pie.
- "Algo nunca visto" -
"Lo que vimos en esas arboledas es que el fuego rugía allí", explica Brigham. "Penetró en las copas de las secuoyas y quemó árboles de 60 metros de altura. Algo nunca visto".
En vez de escenas de reflorecimiento, los gestores forestales que entraron en las arboledas se encontraron en su mayoría con agujas ennegrecidas y muertas.
"Vimos muy pocas piñas y casi no vimos plántulas, lo que es inaudito", agrega Brigham.
La situación es tan grave en las seis arboledas en el Parque Nacional Cañón de los Reyes y Secuoyas que no hay suficientes árboles vivos o plántulas viables, afirma el servicio de parques.
El departamento teme que sin ayuda, estos espacios sean tomados por arbustos o pinos y robles, que crecen más rápido.
El plan es sembrar cientos de plántulas cultivadas en laboratorio por hectárea.
Si Brigham y sus colegas reciben la luz verde en octubre, los equipos de trabajo llegarán en mulas, o utilizarán helicópteros para lanzar suministros, en un proyecto de 4,4 millones de dólares que prevé varios años de plantación y décadas de seguimiento.
Andrew Bishop, un ecologista restaurador del NPS, dice que dos o tres años después de los incendios hay algunas plantas que se sembraron naturalmente, pero lejos de ser suficiente.
"La principal preocupación es que estamos en medio de un bloque de 400 hectáreas de incendios severos y no tenemos secuoyas gigantes reproductivas en pie".
"No hay oportunidad ni póliza de seguros para futuros incendios".
"Estas arboledas no se van a recuperar sin restauración".
- "Serios inconvenientes" -
Pero hay divergencias.
"Estas arboledas no necesitan ser cultivadas y hay serios inconvenientes y riesgos de sembrar", dijo Chad Hanson, investigador ecologista y director del Proyecto John Muir, un grupo ambiental.
Hanson y su equipo de investigadores dijeron que el NPS subestima el número de plántulas, quedándose corto en algunos casos hasta de miles por hectárea.
"Hay tantas plántulas de secuoyas en estos terrenos de fuego intenso que es difícil de caminar", dijo.
Traer numerosos equipos con mulas y trabajadores podría destruir las plantas sembradas de forma natural.
"Probablemente van a matar más de lo que van a plantar".
Los semilleros cultivados en viveros también traen consigo el riesgo de patógenos radiculares que las arboledas nunca han visto antes, dice Hanson, que podrían comprometer la salud de los árboles adultos reproductores.
Y si el proyecto no funciona como esperan, Hanson teme que el servicio de parques propondrá una intervención aún más agresiva.
"Esto podría incluir el llamado aclareo, que en la mayoría de los casos es un eufemismo para tipos de tala, y rociar herbicidas para plantar de nuevo", afirma.
Esto no debería ocurrir en una zona natural, donde se encuentran los ecosistemas más completos y en pleno funcionamiento.
"Cuando los humanos intervenimos, rara vez somos útiles, incluso cuando decimos que vamos a ser útiles", opina.
Pero Brigham considera falaz la idea de que este paraje está intacto.
La extinción de incendios durante las últimas décadas ha dejado combustible que no debería estar allí y la actividad humana calienta más el planeta, y altera el ecosistema de los bosques.
"Esta combinación significa que ya hemos impactado esta área", dice Brigham.
"No es la naturaleza haciendo de las suyas sin la gente, y el resultado es que si no intervenimos, perderemos partes de este bosque".
F. Dumont--BTZ