Una escuela de Tailandia resiste ante el avance del mar
Cada mañana, cuatro niños descalzos cantan orgullosos el himno nacional mientras se iza la bandera tailandesa frente a su escuela, un edificio sobre pilotes rodeado por el agua.
Son los últimos alumnos de Ban Khun Samut Chin, un pueblo costero situado a menos de 10 kilómetros de Bangkok lentamente engullido por el océano.
No quedan más que 200 habitantes aquí, en un augurio de lo que puede ocurrir en incontables comunidades costeras del mundo entero a medida que el cambio climático provoca el aumento del nivel del mar.
"Tenía muchos amigos, entre 20 y 21 compañeros de clase cuando entré en la escuela infantil", dice Jiranan Chorsakul, de 11 años.
"Me siento un poco solo y me gustaría que se inscribieran nuevos alumnos", añade.
Desde los años 1960, el pueblo ha perdido dos kilómetros de tierra respecto al mar, explica a la AFP el jefe de la aldea, Wisanu Kengsamut.
La primera víctima de la erosión fue un templo budista, ahora rodeado de agua y accesible únicamente por una larga pasarela.
"Detrás mío se encontraba el pueblo y un manglar y se podía caminar fácilmente del pueblo a este templo (...) Los aldeanos empezaron a desplazarse hacia el interior, cada vez más lejos del templo", cuenta.
Los únicos restos visibles del lugar donde antes se ubicaba el pueblo son viejos postes eléctricos que sobresalen del agua.
- "El pueblo podría desaparecer" -
Se estima que un 17% de la población de Tailandia, alrededor de 11 millones de personas, vive en la costa y depende de la pesca o del turismo.
El nivel del mar ya ha aumentado entre 15 y 25 centímetros en todo el planeta desde 1900 y el ritmo de la crecida se acelera, especialmente en zonas tropicales como el sureste de Asia, según los expertos climáticos de la ONU.
Si se mantiene la tendencia, los océanos pueden elevarse hasta casi un metro más alrededor de las islas del Pacífico y del océano Índico antes del fin de este siglo.
Ban Khun Samut Chin es una clara advertencia de lo que sería "un mundo arrasado por el clima", según Danny Marks, profesor de política medioambiental en la Universidad de Dublín.
"Se trata de un microcosmos evidente del riesgo que representa la elevación del nivel del mar para nosotros, en particular en los países en desarrollo", declaró a la AFP.
La erosión del municipio se debe también a la mala gestión medioambiental.
Sus aguas subterráneas fueron sobreexplotadas y los espesos manglares, que servían de protección natural, fueron destruidos para dar lugar a piscifactorías de camarones.
Las represas situadas en el río Chao Phraya, que cruza Bangkok y desemboca cerca del pueblo, han ralentizado la deposición de sedimentos en la bahía.
Para intentar hacer frente a la situación, se instalaron pilares de bambú y hormigón y se pusieron en marcha iniciativas para reconstituir el bosque marítimo.
Pero a largo plazo "estas medidas pueden no bastar para resistir ante la fuerza de la naturaleza y el pueblo podría desaparecer", advierte Wisanu.
- La esperanza del ecoturismo -
"No nos planteamos desplazarnos todavía más tierra adentro, porque no hay más terreno disponible", afirma.
Los pedidos de ayuda lanzados al gobierno no dieron frutos, lamenta.
"Tenemos que salvarnos nosotros mismos".
El pueblo apuesta por el ecoturismo y propone fórmulas de alojamiento en casa de los mismos habitantes para intentar sensibilizar a sus huéspedes de la situación.
Los alumnos de la escuela estudian también ecología con sus profesores y aprenden a identificar las plantas y los animales.
En un futuro pueden convertirse en guías turísticos, asegura la directora Mayuree Khonjan.
En su aula equipada con cuatro pequeñas sillas y pupitres rosas, Jiranan está concentrado en las cifras que su profesor escribe en la pizarra.
"Quiero convertirme en profesor para poder transmitir mi conocimiento a otros alumnos. Quiero enseñar en esta escuela, si todavía existe", explica.
Pero el próximo año, uno de sus compañeros pasará a la educación secundaria y solo quedarán tres alumnos para cantar cada mañana el himno nacional en esta escuela acechada por el agua.
F. Dumont--BTZ