"¡Basta ya!", el grito de la activista ecuatoriana Helena Gualinga contra las energías fósiles
"¡Basta ya!" de explotar energías fósiles pidió este martes en Davos la activista indígena ecuatoriana Helena Gualinga, que junto a Greta Thunberg y otras jóvenes militantes busca nuevas formas de movilización contra el cambio climático.
Gualinga, de 20 años, pertenece a la comunidad kichwa de Sarayaku, en la provincia de Pastaza, en la Amazonía ecuatoriana, y se ha convertido en portavoz de un pueblo que reclama derechos y autonomía frente a los estados y a las grandes compañías petroleras.
"Tenemos que dejar el petróleo bajo tierra, dejar de explotar los territorios indígenas y para eso son sumamente importantes los derechos de los pueblos indígenas, los derechos colectivos", dijo en una entrevista con AFP durante el Foro Económico Mundial (WEF), donde esta semana participa en varios de los debates.
Junto a la sueca Greta Thunberg y a las activistas Vanessa Nakate (Uganda) y Luisa Neubauer (Alemania), Guaringa lanzó esta semana, coincidiendo con el foro, una petición reclamando a las grandes compañías que dejen de explotar las energías fósiles. En pocos días ya recogió más de 800.000 firmas.
"Somos de diferentes lugares del mundo pero estamos luchando con el mismo propósito. Es un llamado a decir '¡Basta ya!', basta ya porque lo hemos dicho muchas veces, necesitamos que haya acción urgente", afirma.
La petición, que adopta el tono de un documento legal, conmina personalmente a los dirigentes de las grandes compañías para que "dejen inmediatamente de abrir nuevos yacimientos de extracción de petróleo, gas o carbón".
"Si no actúan de inmediato, sepan que ciudadanos de todo el mundo considerarán emprender cualquier acción legal para exigirles responsabilidades", añade el texto.
- "No podemos confiar en los estados" -
Hace una década, la comunidad Sarayaku logró una victoria histórica ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que dictaminó que el Estado de Ecuador había violado el derecho de la comunidad a ser consultada cuando otorgó permisos de explotación a una petrolera en sus territorios.
"Creo que lo que simboliza eso para el mundo es que un pueblo tan pequeño pero tan organizado, tan articulado, puede llegar a expulsar a una compañía, puede asegurarse que sus derechos son respetados", apunta Gualinga.
Ahora tanto ella como otras activistas buscan nuevas formas de movilización, una cuestión "muy muy difícil", reconoce, y descarta en cualquier caso esperar resultados de espacios como la COP, la conferencia sobre el clima de la ONU.
"No nos podemos confiar en que los estados van a llegar a acuerdos que realmente logren mitigar y frenar el cambio climático", afirma, reivindicando el rol de los pueblos indígenas para proteger sus propios territorios y su biodiversidad.
"Sabemos a donde se dirige la lucha, los pueblos indígenas llevan haciendo esto desde la primera colonización", dice resignada, y espera que en el futuro su pueblo tenga autonomía y autodeterminación, con territorios y tierras claramente demarcados.
C. Fournier--BTZ