Dugones, conchas de abulón y corales amenazadas de extinción reflejan destrucción de los mares
Los dugones o "vacas marinas", pacíficos primos de los manatíes, y cerca de la mitad de las conchas de abulón, están en peligro de extinción, reveló el viernes en Montreal la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) con la publicación de su lista roja actualizada.
El anuncio muestra la urgencia de un acuerdo mundial para reducir la presión destructiva de las actividades humanas en el medio marino.
Sobrepesca, desechos contaminantes, calentamiento global, acidificación del agua, entre otros factores, son el cóctel destructor, ampliamente documentado por la ciencia, que está en el centro de las negociaciones de la COP15 sobre la biodiversidad en Montreal.
Delegados del mundo entero, reunidos desde el 7 de diciembre, intentan finalizar antes del 19 un nuevo marco decenal para firmar "un pacto de paz con la naturaleza", acordando objetivos claves para la preservación de los bosques, los océanos y las especies de la tierra.
Además del objetivo principal de poner un 30% de los mares y de la tierra bajo un estatuto protector, los negociadores deben también acordar metas en reducción de pesticidas y fertilizantes, la restauración de los medios degradados y la gestión sostenible de todos los recursos vivos.
Elementos ilustrados por las nuevas evaluaciones, develadas el viernes Montreal, por la UICN.
Una de estas evaluaciones corresponde a los dugones, un gran mamífero que pasta en los fondos marinos con su hocico en forma de trompa en las aguas costeras.
Sus poblaciones en el este de África y de Nueva Caledonia están ahora "en peligro crítico" y "en riesgo" de extinción, según la UICN. En su conjunto la especie sigue clasificada como "vulnerable", la categoría inmediatamente inferior.
Su captura involuntaria en las redes de pesca en África del este y la caza furtiva en Nueva Caledonia, así como las heridas que les causan los barcos, son sus principales amenazas.
En el este de África, la extracción de energías fósiles, así como la polución y el desarrollo no autorizado sobre las costas, degradan también su fuente de alimento, mientras que en Nueva Caledonia, estos herbívoros son perjudicados por los desechos agrícolas y la contaminación de las minas de niquel.
"La capacidad de frenar y de limitar la tasa de extinción, para ahorrar tiempo, se ha concentrado en las grandes especies terrestres", declaró a la AFP el director adjunto de la UICN, Stewart Maginnis.
La lista roja, sin embargo no es un catálogo apocalíptico sino una herramienta científicamente rigurosa para enfocar las acciones de conservación, destacó.
Esta lista incluye más de 150.000 especies, de ellas más de 42.000 están amenazadas de extinción. Más de 1.550 animales y plantas marinos evaluados están en peligro de extinción. El cambio climático ejercie un impacto en al menos el 41% de las especies amenazadas.
Pero, "de hecho, tenemos 30 años de retraso en materia de conservación marina eficaz, esperamos ahora poder ponernos al día", reconoció Maginnis.
- Caza furtiva, clima, desechos -
La UICN anunció también que el 44% (al menos 20 de 54 especies) de conchas de abulón, platos gastronómicos muy buscados, también están amenazadas de extinción. La caza furtiva, en especial en el sur de África, pero también las canículas marinas y los desechos contaminantes son un factor de peso.
Estas conchas también son muy sensibles al cambio climático. En 2011, una ola de calor marina mató al 99% de las conchas de Roe a lo largo de Australia occidental.
"Las conchas reflejan la gestión desastrosa de nuestros océanos por parte de la humanidad, la sobrepesca, la contaminación, las enfermedades, la pérdida de hábitat, la proliferación de algas, el recalentamiento y la acidificación, para no citar sino algunas amenazas", declaró Howard Peters, de la Universidad de York.
"Ellas son realmente el canario en la mina de carbón", según el científico, que dirigió esta evaluación.
El coral de velas (Dendrogyra cylindricus), típico de las aguas del Caribe, se encuentra ahora "en peligro crítico de extinción". Su población ha disminuido en más del 80% en la mayor parte de su área de presencia desde 1990.
El blanqueamiento, causado por el recalentamiento de la superficie del mar, así como los antibióticos, los fertilizantes y las aguas residuales que se han vertido, los han vuelto muy sensibles a la "enfermedad relacionada a la pérdida del tejido coralino", provocando una catástrofe en los últimos cuatro años.
La sobrepesca alrededor de los arrecifes también ha contribuido al desastre, la reducción de la población de peces herbívoros ha favorecido la proliferación de algas.
K. Petersen--BTZ