Por favor no laman los sapos psicodélicos, advierte el servicio de parques de EEUU
El Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos le pidió a los visitantes no lamer a los llamados sapos psicodélicos para buscar una reacción alucinógena, porque al hacerlo se arriesgan a una enfermedad grave.
Las autoridades publicaron mensajes en las redes sociales la semana pasada advirtiendo sobre las graves consecuencias de lamer los sapos del desierto de Sonora, una práctica popularizada en programas de televisión como "Los Simpsons" y "Padre de familia".
"Como decimos con la mayoría de las cosas que encuentran en un parque nacional, ya sea una babosa tipo banana, un hongo desconocido o un sapo grande con ojos brillantes en medio de la noche, por favor absténganse de lamer", dijeron las autoridades.
Los sapos del desierto de Sonora, entre los más grandes de América del Norte, con casi 18 centímetros de largo, secretan una potente toxina de sus glándulas que "puede enfermarlos si manipulan el sapo o se meten el veneno en la boca", escribieron.
Las advertencias no mencionaron cuánta gente ha intentado lamer a estas viscosas criaturas verdes, también conocidas como sapos del río Colorado, que se encuentran en el suroeste de Estados Unidos y en el noroeste de México.
Para defenderse de los depredadores, esos sapos segregan una sustancia lechosa que contiene varias toxinas, entre las cuales está la 5-MeO-DMT, un compuesto psicoactivo que provoca efectos alucinógenos.
Fumar 5-MeO-DMT lleva a una experiencia psicodélica, de duración corta, y se ha vuelto popular en los últimos años, incluso en costosas "ceremonias de sapos" clandestinas en Estados Unidos, donde esta sustancia es controlada, y en México.
Celebridades como el campeón de boxeo Mike Tyson y el presentador de pódcast Joe Rogan han debatido sobre el uso de esta sustancia con finalidades terapéuticas, recreativas y espirituales.
Pero el veneno del sapo también contiene otras sustancias tóxicas que pueden resultar fatales si son ingeridas.
Científicos también han advertido que la creciente demanda de secreciones del sapo del desierto sonorense podría poner en peligro a la especie.
D. Meier--BTZ