Refugiados climáticos huyen de pueblos arrasados por las inundaciones en Bangladés
La familia de Paban Baroi, en Bangladés, era guardiana desde hace varias generaciones de un templo dedicado a Shiva, el dios hindú asociado a la destrucción, pero un día el río demolió el santuario y 200 casas del pueblo, entre ellas la suya.
El septuagenario y sus vecinos son algunos de los miles de habitantes del país obligados a vivir en la miseria a causa de la subida de las aguas y la erosión de las tierras, fenómenos agravados por el cambio climático.
Un día de septiembre, el río Padma cambió bruscamente de dirección y gran parte del pueblo desapareció arrasado por las aguas.
"La corriente era muy potente", recuerda Padan Baroi. "Muchos de nosotros vivimos sin techo en los últimos días".
La familia de Baroi era la guardiana hereditaria del templo de Bangla Bazar, que acoge cada año un festival en los suburbios de la capital Daca.
Las festividades del año próximo podrían ser anuladas por primera vez en más de un siglo, pues muchos fieles habrán tenido que mudarse.
"Era una comunidad próspera de carpinteros, pescadores, agricultores y comerciantes", dice a la AFP Sohrab Hossain Pir, consejero municipal del pueblo.
- Ciclones y crecidas -
Bangladés es un país de deltas, cruzado por más de 200 flujos de agua, conectados con los ríos Ganges y Bramaputra, que parten del Himalaya y cruzan el sudeste asiático.
Las inundaciones periódicas que sumergen casas, mercados y escuelas forman parte de la vida de decenas de millones de agricultores y pescadores que pueblan las riberas de los ríos, en algunas de las zonas rurales más densamente pobladas del país.
Pero el cambio climático incrementa la gravedad y frecuencia de estos fenómenos, provocando precipitaciones excepcionales que causan más ciclones y crecidas súbitas.
Bangladés registró este año las peores inundaciones en veinte años, que causaron más de 100 muertos en el norte del país y aislaron a siete millones de personas al cortar los principales ejes de circulación.
La subida del nivel de los mares causada por el cambio climático amenaza con forzar a decenas de millones de personas a huir de sus viviendas situadas en el litoral. También puede inundar de agua salada las tierras agrícolas más fértiles.
Bangladés ya es considerado por Naciones Unidas y los grupos de la sociedad civil como uno de los países más afectados por los fenómenos climáticos extremos desde comienzos del siglo, con pueblos enteros borrados del mapa.
El Centro para los Servicios de Información sobre el Medioambiente y la Geografía (CEGIS), un organismo público, considera que unas 1.800 hectáreas de tierra habrán resultado erosionadas por los ríos en Bangladés este año y que las casas de al menos 10.000 personas desaparecerán.
"Estos fenómenos de erosión son claramente resultado del cambio climático", subraya Ian Fry, relator especial de Naciones Unidas para el cambio climático, en una visita al lugar en septiembre.
Los habitantes de los pueblos desaparecidos se instalan en los suburbios de Daca, una ciudad de 22 millones de habitantes cuyo tamaño se ha duplicado en veinte años a causa del éxodo rural.
- Responsabilidad -
En la COP27, que se celebrará en noviembre en Egipto, se presentará un plan nacional destinado a ayudar a la gestión de las catástrofes naturales y de las condiciones meteorológicas extremas cada vez más numerosas a causa del cambio climático.
El plan prevé limitar la erosión de los ríos a 1.000 hectáreas anuales.
Según cálculos, 230.000 millones de dólares son necesarios de aquí a 2050 para atenuar el impacto del cambio climático en el país.
"Para mí está claro que Bangladés no debe soportar solo la carga del cambio climático", advierte Fry.
En su opinión, las naciones más ricas, cuyos niveles de emisiones históricas son más elevadas, deberían contribuir a pagar la factura.
"Durante mucho tiempo, los países negaron su responsabilidad por los sufrimientos causados", dice. "Deberían pagar por eso".
En Bangla Bazar, una semana después de haber perdido su casa, la familia Baroi no ha encontrado vivienda. Algunos de sus vecinos tuvieron que refugiarse en establos.
Los que aún tienen techo se preocupan por saber dónde podrán refugiarse cuando el Padma devore más tierras.
"Yo no quiero irme", afirma Baroi. "Pero si el río devora todo el pueblo, ¿qué pasará? ¿A dónde nos iremos?"
O. Larsen--BTZ