El Maratón des Sables, un regalo de 86 km para un joven atleta español
Una actividad poco habitual para un adolescente: el español Muhammad Dris Abderrahm celebró este miércoles su 16º cumpleaños en pleno desierto del Sahara, tomando la salida de la etapa de 86 kilómetros del Maratón des Sables (Maratón de las Arenas), en su primer trail.
"¡Para su cumpleaños le he regalado 86 kilómetros!", proclama sonriente a la AFP al amanecer el padre del joven corredor, Ismael Dris, inscrito junto a su hijo en una de las carreras por el desierto más temidas del mundo.
Padre e hijo se preparan en su tienda de campaña para la etapa más larga del Maratón des Sables, de dos días y una noche 'non-stop', luchando con la arena, las piedras y el viento que sopla violentamente desde hace tres días.
El miércoles por la mañana, Muhammad Dris Abderrahm fue despertado por varios miembros de la organización llegados con una decena de globos blancos y cantando 'Cumpleaños feliz' en español.
"Es mi cumpleaños, pero es también la etapa más dura. Pero es un gran regalo de cumpleaños estar aquí, vivir esta experiencia y conocer a los amigos de mi padre", confiesa el joven de espigada silueta.
Muhammad Dris Abderrahm lo está descubriendo todo en la primera carrera de su vida de esta envergadura.
"Con 12 años corrí con mi padre, hicimos 3,4 kilómetros solamente. Entre mis estudios, las clases particulares, no tenía mucho tiempo. Hicimos 20 kilómetros el domingo con mi padre", explica, con una frescura que impresiona a pesar de las 18 horas de carrera que lleva en las piernas desde la salida de la prueba el domingo y de la ausencia casi total de sueño.
- 'Los ojos de mi hijo' -
Padre e hijo corren uno junto al otro. Ismael Dris participa por sexta ocasión en el Maratón des Sables, un prueba en la que fue décimo en 2011, aunque llega luego de cinco años de ausencia.
Muhammad Dris Abderrahm veía desde pequeño cómo su padre tomaba las zapatillas y se marchaba hacia una aventura que le intrigaba, y que iba descubriendo en cada regreso gracias los videos que registraba su padre.
"Cuando vine por primera vez en 2009, ya pensaba en traerme a mi hijo. Y hoy él está aquí, es algo muy egoísta, lo sé, quiero volver a sentir a través de los ojos de mi hijo lo que sentí la primera vez que vine", admite el corredor de 51 años, que sigue mirando las grabaciones de ediciones pasadas con "aún más emoción a medida que pasan los años".
Este padre de cinco hijos instalado en Ceuta, ciudad autónoma española en el norte de África, donde posee una tienda de electrodomésticos, no tiene la intención de cruzar la línea de meta por delante de su hijo, el viernes al término de la última etapa valedera para la clasificación.
"Permaneceré cinco minutos colocado delante de la línea para estar seguro de que él pasa delante de mí", asegura Ismael Dris mientras su hijo dice que no con la cabeza.
Siempre sonriente, Muhammad Dris Abderrahm es un chico discreto y tímido, que ni siquiera contó a sus amigos que correría el Maratón des Sables.
El año que viene no podrá regresar por sus clases en el instituto. En el puesto 351º provisional (de los 822 que tomaron la salida el miércoles) espera poder estar pronto de regreso a esta carrera que vive su 36ª edición.
L. Andersson--BTZ